Imagínate un sótano húmedo con una bombilla parpadeante, donde la gente baja a darle duro sobre mesas que crujen. En una escena, una tía estaba agarrada a una tubería fría mientras le daban caña por detrás. En otra, un tío usaba un trapo sucio para limpiar el sudor mientras seguían en plena acción. Es todo muy crudo, como si nadie supiera que están ahí abajo.