Esto de las patadas en los huevos es pura intensidad. Imagina a una tía con botas de cuero dándole duro a un tío que se retuerce en el suelo frío de cemento. En una escena, lo tienen atado a una silla vieja mientras le sueltan un golpe tras otro, y el pobre no puede ni moverse. Se oyen los gemidos desde el otro lado de la habitación.