Hay algo en los videos portugueses que te atrapa con esos acentos que suenan a fuego mientras le dan caña. Las escenas suelen pasar en patios al aire libre, con polvos duros contra paredes de piedra o jueguitos rápidos junto a piscinas de azulejos. A veces, la cámara se fija en telas coloridas colgadas alrededor, mientras las caderas chocan con fuerza.